El 20 de septiembre de 2025, Cristina y Sergio se dieron el “sí, quiero” en el Complejo El Olivar y montaron una boda que nadie va a olvidar. Una celebración muy suya, donde no faltaron los detalles, la personalidad y un toque místico que lo impregnó todo.
Desde el principio se notó que esta boda no sería la típica. El tarot y los astros tuvieron su papel protagonista, marcando la decoración y el ambiente. Todo estaba pensado al milímetro, pero sin perder esa naturalidad que hace que las cosas fluyan.
El look de los novios también dio mucho que hablar. Sergio apareció con un traje con aire clásico, chaleco brocado, levita y un bastón que le quedaba de lujo. Cristina lució un vestido con caída ligera, escote profundo y detalles de bordados y pedrería que brillaban justo lo necesario. Pero el toque definitivo fue su velo, una auténtica obra de arte bordada con motivos celestiales: una luna, rayos dorados y estrellas que parecían moverse con cada paso. Un guiño perfecto al universo simbólico de su boda, entre lo mágico y lo elegante.
Entre los momentos más comentados del día, sin duda, estuvo la presencia de un tatuador durante toda la boda. Sí, como lo lees: quien quiso, se llevó un recuerdo permanente en la piel. Y por si fuera poco, hubo doble cumpleaños: ella celebraba ese mismo día y él el anterior, así que en mitad del banquete se cantó el cumpleaños feliz con toda la emoción.
Después vino el baile, y ahí lo dieron todo. Una coreografía que empezó elegante y terminó en bachata, con pasos perfectamente sincronizados y mucho ritmo. Se notaba que habían ensayado, pero sobre todo, que se lo estaban pasando en grande.
La fiesta siguió con energía y buen rollo. Los zancudos pusieron el toque loco de la noche y animaron a todo el mundo a salir a la pista.
En resumen, la boda de Cristina y Sergio en el Complejo El Olivar fue todo menos convencional: original, divertida y con ese punto mágico que solo tienen las celebraciones hechas desde el corazón (y con un poco de astros de por medio).
