El pasado 23 de abril de 2021 se casaron en El Cortijo el Gallinero de Madrid dos bellísimas personas. Amantes de los esacapes rooms, no podía faltar en su gran día. ¿Un escape room en una boda? Sí, os lo contamos más adelante.
Ya en el día la boda, comenzamos en las casas de ambos protagonistas como no podía ser de otra forma. Álvaro se cambio en Pozuelo rodeado de su familia más cercana y algunos amigos. Vistió un chaqué azul con chaleco y pantalón a juego de rayas escocesas en tonos marrones confeccionado por Bere Sastres. Un atuendo diferente, pero nosotros amamos todo lo diferente.
Vero lo hizo de igual manera en la casa de su infancia en el madrileño barrio de Aravaca. Junto a sus familiares más cercanos y por supuesto sus perros. Su vestido blanco impecable diseñado a manos de la firma Pronovias. Acompañando la vestido, lució unos zapatos de tacón beige con toques plata y un foulard de pelo blanco.
Como en su preboda, sus dos perritos Nui y Uli fueron protagonistas y se encargaron de llevar las alianzas hasta el altar.
La ceremonia fue oficializada por el primo de Vero. La ceremonia cumplió con las expectativas de todos los invitados, cambio de alianzas, entrega de arras, lectura de votos y para terminar, la ceremonia de la arena. Por supuesto, no faltaron las palabras de amor por parte de la gente mas cercana a la pareja.
El fin de la ceremonia, dio cabida al inicio del cóctel donde la gente pudo beber y comer, en esta ocasión sentados en sus respectivas mesas, dando entrada al banquete posterior.
Al finalizar este, hubo una sorpresa (no seria la única). Entró un tipo disfrazado de malhechor. Secuestró a la novia y robo su tesoro. En este caso la barra libre. Si si, como si de un videojuego de Super Mario se tratase. El disgusto no quedaba ahí. La única forma de liberar a la novia y poder iniciar la barra libre era resolver una serie de acertijos aunando fuerzas entre todos los invitados. Con más ímpetu que ingenio (y alguna pista por parte de los organizadores) comenzó la barra libre. ¿Habíais pensado hacer un escape room en una boda? Ellos tuvieron una fantástica idea que encantó a todos.
Un principio de baile tranquilo y sosegado, que según fue pasando el tiempo se fue calentando hasta terminar en una fiesta.
Y ya cuando todo el pescado estaba vendido, Álvaro se sacó otra sorpresa de la manga. Había fabricado una Pokeball que lanzaría a modo de ramo. Dentro de la pokeball había una camiseta que te elegía como el siguiente novio a pasar por el altar.
Una boda muy muy divertida, con la mejor gente que te puedes encontrar. Fue un placer formar parte del gran día de esta pareja y esperamos compartir millones de momentos felices con ellos.